La barahúnda es total. A las cinco de la mañana ha empezado la palabrería desde el equipo de amplificación del Concejo cuyas bocinas, colocadas en altas columnas de fierro encima del techo, lanzan sus voces hasta más allá del pueblo. En ningún momento han cesado las arengas, las indicaciones, los llamados para que todos se involucren en este enorme compromiso.
- Señoras, señores, tayta mamacuna… Por primera vez un señor congresista, un padre de la patria viene a visitarnos. Nuestro pueblo tiene este gran privilegio…, que el señor congresista que tantas ocupaciones tiene…, ha aceptado venir a conocernos y conocer nuestros problemas, gracias a las intensas gestiones que ha tenido que realizar nuestro Alcalde. Tenemos que quedar bien. Ya todas las comisiones están formadas, todos debemos estar en nuestros puestos, tener todo listo, porque en cualquier momento, va a hacer su ingreso a nuestra plaza principal tan ilustre y distinguido visitante...
Hace más de una hora, avisaron que la comitiva estaba desayunando en Puquio. Los regidores municipales, sudorosos por los nervios, acaban de recibir la última información: “Ya estamos bajando a Huayllahuarmi”, ha indicado el Alcalde desde su celular. La orden ha sido inmediata: ¡Todos a Totora, al Arco de bienvenida. Las delegaciones escolares, la Banda de música, los danzantes de tijera con sus maestros arpistas y violinistas…! En fin. Nadie quiere perderse esta tremenda emoción, todos apuran el paso, las comisiones de recepción, quienes van a dar las primeras palabras de bienvenida, las damas que van a ofrecer los coctelitos, es decir…
El nerviosismo domina al gentío que pugna por llegar a la moderna camioneta, ya con las puertas abiertas. Las autoridades, el Jefe de la policía, el personal de médicos y enfermeras de Salud, los Directores de las instituciones educativas, los regidores municipales, todos se abalanzan para saludar al recién llegado. ¡Qué tal orgullo, esto es para la historia!... ¡Por primera vez un señor parlamentario ha llegado a Andamarca!. Los coordinadores tratan de poner un poco de orden, hasta periodistas han venido de otros pueblos y son los primeros que reclaman la atención del visitante. Se confunden también delegaciones de pueblos vecinos con sus Alcaldes al frente. El ilustre huésped, visiblemente sorprendido, recibe con una sonrisa de oreja a oreja tan multitudinario saludo. Los dansaq ensayan sus mejores pasos y las fanfarrias de estilo ejecutadas por la Banda de Música, se escuchan hasta enormes distancias. La Comisión de damas, ataviada con vestimentas típicas, se ocupa ahora en disfrazar al recién llegado: le han puesto chaleco, chalina, poncho nuevecitos y, naturalmente, un sombrero del lugar. El primer brindis en Andamarca con ponche caliente a base de muña y coca para acostumbrarnos a la altura y ahora sí, nos vamos a la plaza principal, caminando, por supuesto. La emoción, la alegría colectiva nos rebasa, todos sonreímos felices y agradecidos por este extraordinario gesto de amistad que nos ha hecho el distinguido doctor Buenaventura Cerrón, representante de nuestro departamento en el Congreso Nacional.
Quien no cabe en sí de felicidad es el Alcalde, parece que se le ha congelado la sonrisa, saca pecho cuando es felicitado por haber conseguido este enorme triunfo que estarán envidiando los otros pueblos. Ha llegado con el visitante, porque en Lima ha debido alquilar la camioneta y se ha encargado de guiar al señor parlamentario y su comitiva que, conforman, además, una periodista y dos asesores de su oficina. Claro que ha venido enseñando los lugares de importancia turística y algunos proyectos por realizar, ubicados a inmediaciones de la carretera, en las moyas de las punas o en Huayllawarmi y Huaqraqa.
El ingreso triunfal a la Plaza de Armas difícilmente podrá ser repetido.
- El pueblo de Andamarca escribe páginas de gloria, repite con voz engolada el locutor. Vamos a dar inicio a la programación de bienvenida especialmente preparada para este gran acontecimiento.
Como primer acto solemne, el Jefe policial invita al visitante a izar nuestro sagrado pabellón nacional al compás de la marcha de Banderas, ejecutada por la Banda de música. La Bandera local también ha sido izada por uno de los señores asesores. Orgullosos flamean ambos emblemas ahora, mientras entonamos, con la mayor convicción, las sagradas notas de nuestro Himno Nacional.
El presentador echa mano a sus mejores recursos mientras va anunciando los diferentes números, presentados con participación de las instituciones educativas, de la Comunidad y de sectores organizados de la ciudadanía. Naturalmente, abre el nutrido programa el señor Alcalde con un extenso discurso. Se esmera en presentar los mejores elogios al digno visitante. Relata que no ha sido fácil conseguir este triunfo para nuestro pueblo, porque el señor congresista es sumamente ocupado y tiene muchas invitaciones de otros pueblos, además de sus trabajos, como miembro de diversas Comisiones. Refiere que estuvo “cargoseando” hasta que por fin consiguió arrancarle la promesa de visitar nuestro pueblo. Termina reiterando la profunda gratitud de todo el pueblo de Andamarca esperando “que no sea la primera y única vez sino que hagamos amistad de manera que pueda visitarnos más veces, acompañado también de su familia”. Acto seguido se da lectura a la Resolución de Alcaldía que distingue al visitante como Huésped e Hijo Ilustre de Andamarca. El Alcalde, le impone una medalla suspendida en una cinta vistosa de color celeste y le entrega, además, las llaves de la ciudad. Similares preseas lucen, asimismo, los demás visitantes en sus pechos.
Es el turno de los estudiantes de los diferentes niveles educativos con sus poesías, danzas y canciones. Luego hacen su ingreso a la explanada del frontis municipal, escenario del evento, los danzantes de tijera exponiendo un breve atipanakuy con todas las de la ley. No iban a faltar, por supuesto, las comparsas de comuneros bailando qayra y otros cuadros costumbristas. Un programa muy variado, que en ningún momento ha decaído en calor y emotividad.
Por fin, ha hablado el señor parlamentario. Ha dicho que él también proviene de un pueblo andino, que ahora se siente como un andamarquino más, abrumado por tanto gesto de buena voluntad. Que lo único que puede ofrecer es trabajar, esforzarse hasta el máximo para ayudar a solucionar los problemas de Andamarca. Refiere que, efectivamente, su amigo el señor Alcalde lo estuvo visitando con frecuencia hasta que pudo hacerse este espacio de tiempo para cumplir su promesa de llegar a Andamarca. Que se había formado ya una idea de los mayores problemas por resolver y que ni bien llegara a Lima, se iba a dedicar a buscarles la más pronta solución. Es más, dijo, hoy día mismo, estaré dando instrucciones a mis asesores en Lima, para que empiecen el trabajo. Igualmente, afirmó que se comunicaría con los Ministros de Transportes, de Agricultura y los que hicieran falta, para exigirles su apoyo directo para Andamarca. La ovación que recibió se escuchó hasta Canllapampa, naturalmente.
Ha concluido la emocionante ceremonia de bienvenida. Tan dignos visitantes, así como las autoridades de los pueblos vecinos, han sido invitados ahora a pasar al salón de usos múltiples del Municipio, para degustar un almuerzo típico andamarquino, preparado especialmente por la comisión dirigida por la señora regidora municipal. Claro que bocaditos y chicha de jora han venido circulando por el estrado oficial para atenuar exigencias estomacales. Para más tarde, está programado un recorrido por el pueblo y la visita a la ciudadela de Caniche y a los miradores. Ojalá nos alcance el tiempo para llegar siquiera hasta Campanero y Puquioqta.
- Imaraqmi cargupas, caymiki asuan carguqa casqa, comentaba uno de los asistentes, admirado ante tanto afán.
Naturalmente, aún cuando se había previsto servir el almuerzo a los visitantes, a las autoridades y a los representantes de las diferentes dependencias, el número de comensales excedió todo cálculo, de manera que las comisiones de servicio no pudieron contentar al gentío aglomerado. Naturalmente, había quienes reclamaban indignados por no haber alcanzado una ración siquiera. La música había empezado a sonar por requerimiento del Alcalde, gracias a que el maestro arpista y el violinista de los danzantes se encontraban en la sala. Algunos profesores y miembros de la Comunidad se han sumado con diversos instrumentos al grupo musical. La espontánea estudiantina ha sido recibida con la mayor alegría y más, cuando ha interpretado temas del lugar. Rápidas han sido las coordinaciones del Alcalde con algunos regidores y no han tardado en aparecer las cajas de cerveza. Un rato más, y el Alcalde ha invitado a bailar a la periodista y las regidoras hacen lo propio con los otros visitantes. La ligera resistencia inicial ha sido vencida por los aplausos de la asistencia, de modo que, ahora, todos bailan y zapatean con el mayor entusiasmo. Conforme avanza la tarde, arrecian las libaciones y nadie recuerda la programación y las visitas turísticas pendientes. Sólo la periodista ha insistido en llegar siquiera a la ciudadela de Caniche y, sin demora, se ha conformado una comitiva de acompañantes, con un guía de ADETURC, la “Asociación para el Desarrollo del turismo en Andamarca”, al frente. En el Concejo, se está viviendo un tremendo fiestón que durará hasta altas horas de la noche.
Cuando al día siguiente, el Alcalde y las autoridades, todavía con los estragos de la jarana fueron al alojamiento para invitar el desayuno a los visitantes y realizar siquiera una pequeña sesión de trabajo antes de que inicien su retorno, no encontraron a nadie. Resulta que las autoridades venidas de Chipao, aliándose con la cerveza andamarquina, habían convencido al visitante a llegar a su pueblo. Tomaron, pues, la madrugada para ir conociendo, de paso, los cóndores en la quebrada de Mayobamba. Ahora, estarían en esos pueblos y sólo restaba esperarlos.
La noticia había corrido como reguero de pólvora. Algunos movían la cabeza y sonreían desconcertados. Otros, exteriorizaban su desagrado. Eso sí: emplazaron al Alcalde para que descuente el pago al chofer de la camioneta, pues no se le había contratado para que vaya a otro pueblo sin autorización. Todavía va a tener el cuajo de pedir combustible, decían.
Feliciano Ramos, conocido como “akakllo”, sentado en uno de los bancos de la plaza de armas, departía, entretanto, con don Reynaldo, que había llegado de Lima esta madrugada. Le contaba que la semana pasada, el Alcalde se había alocado llamando a las autoridades y a todo el pueblo, a reuniones de emergencia para informar que el señor parlamentario doctor Cerrón iba a visitar nuestro pueblo en estos días. Por eso, había exigido que se nombren comisiones y que todo el pueblo le dé una gran recepción. Don Feliciano va sazonando su relato con detalles curiosos que avivan el interés del auditorio que ha crecido. Afirma que, todos estuvieron de acuerdo en organizar este gran recibimiento, con participación general. Sólo el profe Serafín, don Serita, que estaba esos días aquí en el pueblo, casi tuvo discusión con el Alcalde, porque no estaba de acuerdo.
- ¿Imaynampi?, pregunta el interlocutor.
- El profe, como es mayor y sabe bastante, pues, es medio renegoncito cuando no le entienden y aceptan. Ya esté retirado y las veces que viene al pueblo le gusta participar y siempre es bien escuchado. Entonces, le dijo al Alcalde que estaba haciendo tanta bulla para poca cosa. Que cuando venga ese señor lo recibiera sin grandes aparatos y que, más bien convocara a una Asamblea General en la plaza pública para que allí se comprometiera con el pueblo, de frente, en qué cosas iba a hacer a nuestro favor.
- Y el Alcalde ¿qué dijo?.
- Que el profe debía entender que era la primera vez que se lograba esta visita y que había que atenderlo de lo mejor para que nos tenga una buena voluntad y que estaba seguro de que él nos iba a dar mucho de lo que podíamos pedir. Sobre los gastos, dijo que había tenido la suerte de encontrar una camioneta con su propio chofer y que habían quedado en una suma aceptable. Peor se asó el Profe. ¿No sabe el Alcalde que esos parlamentarios tienen carros, tienen choferes del Congreso y que además les dan un pago especial para estos viajes, para sus viáticos y también para todos sus asesores, que ellos todo tienen gratis, hasta el papel higiénico les pagan, sus celulares, lo que comen, todo?.
- Se armaría la bronca.
- Sí, pues. El Alcalde dijo que ya había contratado todo, que el parlamentario le había puesto esas condiciones y que si no hacía eso, nunca iba a venir a Andamarca. El profe estaba amargo, y al final dijo “Se acordarán, yo no he nacido ayer, acuérdense de lo que les estoy diciendo: estos tipos se jaranean bien, se chupan, se pasean con nuestra plata, pero al final no sirven. Este fulano, no va a hacer nada por el pueblo, ¿qué le ha prometido al alcalde, si los parlamentarios no tienen iniciativa de gasto, no pueden dar una ley diciendo que le den a Andamarca diez millones para su irrigación de Visca o para el asfaltado de su carretera o para su Hospital?... Ellos no pueden hacer eso, por eso sólo son bla, bla, bla,… Yuyariwankichik mapas?...
- Y, ¿en qué terminó la bronca?...
- En nada, pues. Dijeron que todo ya estaba decidido, que sí se iba a conseguir grandes cosas para el pueblo. Después, don Serita se fue a Lima y no ha regresado todavía, felizmente, porque con esto ya habría reventado. Tremenda chupa ayer, y ahora se ha escapado el pendejo, va a pasar tarde nomás ya, y ni conversarán nada con las autoridades. Siquiera un papel hubieran hecho...
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Treinta días, ni uno más ni uno menos. Es el tiempo que ha corrido desde esa gran manifestación popular de recibimiento al tremendo parlamentario Cerrón.
El escenario es, ahora, una de las esquinas de la Plaza Bolívar de Lima. Cinco son los personajes que se miran incrédulos, desconcertados, tratando de encontrar una explicación a esto que están viviendo. Están el Alcalde, el Gobernador, el Juez de Paz, el Presidente de la Comunidad, el Director del Colegio de Andamarca, la comisión que ha viajado especialmente para entrevistarse con el parlamentario doctor Cerrón, por indicación de su secretaria, ante los insistentes requerimientos telefónicos del Alcalde, pues en la portería nunca le habían autorizado el ingreso, para verse personalmente. Desde la oficina del parlamentario le habían estado dando largas al pedido de ser recibidos por el señor congresista. Hasta que, hace dos días, la secretaria les había dicho que el doctor les recibiría el día de hoy a las diez de la mañana. Por eso, habían viajado con urgencia desde Andamarca. Pero, desde temprano están que dan vueltas por diferentes edificios que les señalan como los lugares donde se ubican las oficinas parlamentarias. Los han tenido paseando toda la mañana, son las cinco de la tarde y nada.
Finalmente, después de tanto insistir, habían logrado ingresar al mismo Congreso, por la parte posterior, por el jirón Andahuaylas. Primero, han llenado unos formularios, han entregado sus documentos y han quedado fichados. Ahora sí, han conocido la oficina de nuestro amigo, el doctor Cerrón. Después de tenerlos parados por más de una hora, había salido la secretaria y le había dicho al Alcalde que el doctor le encargaba decirles que lo sentía mucho, que les pedía lo disculparan, pero que cuando estaba para recibirlos, había sido llamado con suma urgencia desde Palacio de Gobierno, por la oficina de la primera dama, hace más de dos horas. No tiene hora de regreso porque están coordinando con altos funcionarios de esa dependencia, porque mañana temprano van a viajar a la selva, que mejor le deje su teléfono para avisarle apenas haya un tiempo, ya que como ve, ahora es imposible que hablen con el doctor.
Desanimados, cabizbajos, habían reclamado sus documentos en la portería y ahora se encontraban parados en esta esquina, sin saber qué hacer. Don Serita, que se encontraba en Lima por estos días y se les había unido desde temprano, con la mejor voluntad, muy sereno, casi sonriente, les dijo:
- Cuando tu, Alcalde, hiciste la reunión en Andamarca para organizar tanto burubú, yo te dije que estos patas no eran de confiar. Generalmente, nosotros somos francos, sencillos, nos cuesta mentir, y por eso se nos hace muy difícil creer estas realidades. Mejor vayamos a servirnos un vasito de cerveza por ahí, antes de que emprendan el regreso a Puquio en Palomino, que sale a las nueve de la noche. Antes del mediodía ya estarán todos en Andamarca. Mientras estábamos parados en la puerta de la oficina del gran Cerrón, yo me encontré con un amigo que había estado trabajando aquí en el Congreso, yo ni lo sabía. Ese mi pata, hasta me llevó a la cafetería a invitarme un jugo. Cuando estábamos entrando, cagándose de risa, estaba saliendo de allí mismo el dichoso Cerrón, junto a otros dos parlamentarios. Cuando le dije a mi amigo que estábamos haciéndole la guardia al traposo ese, me dijo que era uno de los que casi chocamos en la puerta de la cafetería. Como yo no conozco personalmente al cagao ese, no pude cuadrarlo. Cuando quise reaccionar, dónde chicha ya se habría metido, o seguro ya se había ido a la calle. Riéndose, medio compadecido, mi amigo me dijo que estos pendejos son así, que no le creería si me contara las barrabasadas que ve a diario. Citan a los pobres representantes de los pueblos, los pasean, los tienen dando vueltas, muy pocos los atienden después de tanto vaivén, les consuelan con cualquier barajo y los despachan. Otros, como tu parlamentario, corren, no dan cara, siempre están “tratando asuntos urgentes con el Presidente o con los Ministros”. Claro que la verdad es que los muy sapos están metidos en sus oficinas o arreglando sus negocios. Yo lo mejor que haría es conocer su carro para esperarlo en la calle o ir a su casa, pero está bien jodido que alguien te de su dirección. Así me ratificó mi amigo algo que yo ya sabía de antes y que lo anticipé en Andamarca.
- Yo me voy a averiguar eso, voy a ir a su casa y le voy a escupir en su cara, cómo se va a burlar así de nosotros. Fue el escuálido consuelo del señor Alcalde. Discúlpame profe, una vez más me has dado una lección. Yo no creía que lo que me dijiste esa vez podía suceder. Todavía yo lo estaba defendiendo como un tremendo zonzo, pero algún día lo voy a encontrar. Jacuchik….
COLOFON
Cualquier parecido con la realidad, es la pura y misia realidad.
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